Belen psicóloga y Diego neuropsiquiatra, rompieron con aquello del “amigo en común” para conocerse a través de una paciente. Encantada ella con su aspecto humano y profesional, pero por sobre todo por su inteligencia y sentido del humor (que pudimos comprobar); y enamorado él de su sonrisa (*); se esperaron mucho, aunque la espera valió la pena. Finalmente sus caminos se unieron, y ahora transitan la misma ruta con su hermosa manada. De nuestra parte, no tenemos más que agradecer por habernos dejado ser parte de su festejo y por habernos regalado estas imágenes. Siempre tenemos la suerte de lograr fotos que nos gustan, pero en este caso además nos volvimos con imágenes que nos conmovieron y eso no siempre pasa. Verlos interactuar con sus niños en un contexto de casamiento fue muy especial. Esperamos que las fotos den cuenta de ello.
Salón: Palacio San Miguel (Salones Cezanne y Monet) • Catering: Los Ciervos • Barra de Tragos: Cepa de Cocineros • Vestido: Inés Dorado • Peinado: New Station • Maquillaje: Guerlain • DJ: Repila
“Con Diego nos conocemos desde hace tiempo, unos 8 años, y todo fue a partir de una paciente que teníamos en común. Él neuropsiquiatra, yo psicóloga. Me encantó cómo trataba a los pacientes, además de su inteligencia y sentido del humor, y su búsqueda de lo estéticamente bello. Su aspecto humano y profesional me resultaron irresistibles frente a lo que se convirtió en una amistad sostenida durante un tiempo largo, que tuvo luego un paréntesis sobre el que poco podemos decir (porque ninguno sabe muy bien qué pasó, sinceramente). Estábamos en pareja ambos, en eso de tener hijos, incluso. Ese espacio de silencio se extendió hasta un 28 de julio, día en el que su nena mayor y yo, cumplimos años. Recordando esto, le escribí deseándole feliz cumple (y, de algún modo, restableciendo nuestro contacto). Compartimos innumerables cafés, algunos pocos paseos, muchas idas al supermercado; pero especialmente nos escribimos muchísimos mails, que atesoramos en una cuenta aparte, en los que se puede leer nuestra historia. Es un modo hermoso de conocer a una persona… nada puede ser más delicado que las palabras escritas, ni tan consistente (por las relecturas a las que uno puede someterlas). Nos esperamos mucho, para la mayoría, demasiado. Pero no tenemos dudas sobre que valió la pena. Y tenemos a los cuatro piojitos que andan dando vueltas todo el tiempo (desde los 9 años de la más grande, hasta mi pequeño que está por dejar los pañales), y nos hacen ver que fue un acierto el poder pensar la vida juntos; poder sentir plenamente algo que le dije una vez a Diego: “eras vos”. Durante un viaje a Mar del Plata, que estábamos haciendo por un Congreso al que Diego iba a disertar, comenzamos una tirante conversación acerca de temas que parecían llevarnos al casamiento. Tirante porque los tiempos parecían ser otros, según cada uno. Tal vez Diego, imaginándose que se casaría por tercera vez, lo vivía con mayor prudencia. Yo, segura de que no me iba a quedar divorciada, quería que ese paso no se demorara mucho. Tenía ganas de festejar. Luego de algunas charlas más, acordamos en casarnos. No hubo alguien de rodillas que sostuviera un anillo, nervioso y expectante; hubo dos personas que ya habían hablado mucho, que se querían muchísimo, y que tenían ganas de compartirlo con sus familias y amigos. Unos meses más tarde, bailando en una fiesta en la casa de unos amigos, el mejor amigo de Diego nos convenció de que no debíamos hacer la cena que habíamos pensado para nuestro casamiento, sino “una fiesta grande para aprovechar los mtivos de felicidad y alegría que nos da la vida, que no son tantos”. Fue irrefutable para ambos. Indudablemente, teníamos ganas de algo más que una cena.”
Y Diego nos dijo:
“Agrego yo un párrafo sobre Belén. Además de parecerme una mujer hermosísima, siempre admiré varias cosas de ella. Belén es una persona extremadamente inteligente, y eso se ve sobre todo en su enorme talento para la observación precisa, la pregunta justa . Recuerdo que en esas primeras charlas de café, me sorprendía su agudeza, su capacidad para referir la acotación más adecuada, e incluso el modo de preguntar sobre lo que desconocía. Dueña de una sonrisa plena a veces la retacea como quien guarda un tesoro, pero cuando se despliega, es muy difícil sustraerse a su magnetismo. Posee esa rara capacidad, cada vez más escasa en la gente, de sostener una conversación durante horas, sin que decaiga el interés. Sabe abrazar y dejarse abrazar. Belén ha hecho de la amistad un culto, tanta importancia le da a esto, que son pocas las personas que gozan de ese privilegio, pero con ellas, la incondicionalidad es el rasgo fundamental. No se detiene en ninguna especulación, simplemente, allí está, siempre. Pocas personas he conocido más decididas, y lanzadas sin por eso ser temeraria. Su coraje, le ha permitido decidirse a encarar otra etapa en su vida, a pesar de tener en ese momento dos niños muy pequeños. Desea algo, y va por él, y hasta ahora no le he conocido fracasó en sus propósitos. No podría estar con alguien que no me genere algún tipo de admiración, y Belén, toda ella, es una mujer admirable.”
